Las Flores 16 de agosto de 2010.
Es la marcha anual en que se confunden propios y extraños, de todas las edades y géneros; oportunidad que los penitentes aprovechan para pagar sus “mandas” o penitencias bajo la atenta vista pública que juzga la rigurosidad de la misma. Se trata de una fiesta cultural, religiosa y popular, con un orden del día nutrido. Empieza por el alba alrededor de la 4 de la madrugada, sigue la misa de las 10 en que suelese celebrar la ceremonia del sacramento de la primera comunión y después de medio día, a eso de las 2 o 3 de la tarde empieza la procesión, que termina a las 7 de la noche en la entrada de la iglesia, entre vivas a Colombia y a san Roque, mientras la imagen de este se interna nuevamente en el templo católico de espaldas, dando la frente al pueblo en romería, como despidiéndose o dando las gracias por el “paseo milagroso” que el pueblo florano ha dado al abogado de las pestes. Esto tiene mucho significado, especialmente en los últimos años, en que la rudeza de las inundaciones ha incrementado y se han hecho anuales, constituyéndose en una nueva peste que aflige especialmente a aquellos que se ven expulsados de sus hogares por la aguas de las riadas. Se pierden los cultivos del traspatio, se mueren las gallinas y los árboles frutales que no mueren se marchitan. Llegan los mosquitos, los sarpullidos en la piel, la conocida “mazamorra” entre los dedos de los pies; las paredes y las puertas de las casas se degradan ante la humedad.