“Señor periodista, hágase bachiller” decía el recordadisimo Jaime Garzón para poner de presente a los chambones que tienen en sus manos a la opinión publica. Y no es que no sean bachilleres, el asunto es que no parecen serlo a pesar de haber pasado por la universidad. Rafael Escalona nunca pudo ser bachiller pero en el uso del lenguaje quedaba perfectamente claro su amplia cultura.
Todos los años por estas épocas decembrinas los periodistas se afanan por hablar de incautaciones de pólvora (no se sabe con que propósito), de operativos de la Ponal en tal sentido; pero nunca dicen en que condiciones se dan los mismos. Solo cuentan en toneladas el material ignicente que es decomisado por los no menos chambones agentes de policía. Es mas hablan de prohibición total de la pólvora, y le dan a entender a los telespectadores del común que legalmente eso es así. Por ahí están diciendo que en todo el Valle del Cauca esta prohibido. ¿Por qué en el resto del país no? Debería ser la primera pregunta metodológica que deberían hacer antes de hacer afirmaciones sobre la supuesta prohibición. Pero la forma obtusa de ejercer su oficio no se los permite.
Incluso logran embaucar a otros profesionales. Hace poco un profesor de la Universidad de Antioquia (por queja del profesor se suprime el nombre a iniciales), hablaba de prohibición: “Y se trenzan tropeles, al parecer, entre quienes se afanan por hacer cumplir la prohibición y los cientos de miles de medellinenses que insisten en la gracia de la pólvora,”.
La verdad es que la producción y la comercialización de la pólvora es, y siempre ha sido, una actividad LÍCITA, eso si sometida a regulaciones; no es una actividad libre, lo cual no quiere decir que este prohibida.
Las administraciones locales, que apenas llevan un año, en su ímpetu inicial suelen excederse en sus facultades, se creen legisladores y terminan por expedir Actos Administrativos cuya literatura es propia de una Ley de Policía. Y suele pasar lo de siempre, el juez natural termina por declarar Nula la alcaldada, y digo alcaldada como sinónimo de abuso del poder, en lo cual incurren incluso las corporaciones políticas locales.
El Consejo de Estado abunda en sentencias que aclaran que los plusmandatarios locales no tienen Poder de Policía para establecer algunos tipos de prohibiciones que restringen las libertades. La ley 670 de 2001 no da para tanto.
Y si es por el lado del Adulto que compra pólvora para su uso personal, está claro que debe tomar precauciones y ser responsable para no causar perjuicios a otros, pero bien puede mandar al carajo al Policía que pretenda incautarle su volador.
La Ponal solo aprehende aquellos artilugios pirotécnicos que no cuenten con los debidos permisos.
Si la pólvora cae en manos de los menores de edad es porque manos de adultos lo permiten por acción o por olvido. Pero también es muy cierto, y esto puede que suene duro, que muchos menores, especialmente los de edades de 10 a 16 años, se queman por tontos, por no tener desarrollada la capacidad previsiva.
Como sea, la pólvora si esta prohibida para los menores de edad. Si un niño manipula pólvora eso cae bajo la responsabilidad de los padres como garantes de la integridad del menor, no es “culpa de la pólvora” como dicen los periodistas. Las cosas inanimadas no tienen culpa de nada.