sábado, 9 de marzo de 2013

COMER HICOTEAS TIENE SU CUENTO Y SU RIESGO.


COMER HICOTEAS TIENE SU CUENTO Y SU RIESGO.
(Ensayo socio-jurídico)


1) Aspecto tradicional y cultural
Se acercan los días de la Semana Santa. Este verano de 2013 en la Costa Caribe será como el anterior muy fuerte, y en la depresión momposina las ciénagas van cediendo rápidamente espacio al verdor que engalana la llanura  cubriendo el fango emergente tras la huida cíclica del paisaje léntico tras los brillantes ataques caniculares, o como dicen en mi pueblo Las Flores, de los resisteros o “resisterios” de sol.

Es consuetudinario en esta época que las hicoteas participen de las viandas más exquisitas. La fiesta religiosa es no solo en Las Flores como pueblo caribe, también en buena parte de la Costa, una fiesta para el paladar, pues como en ninguna otra época del año el abanico gastronómico se enriquece con platos reservados para la ocasión como lo son el mote de palmito, los dulces de todo tipo de frutas o tubérculos, chichas de maíz o de corozo, pescados y el guiso de hicoteas u otras tortugas.

Hay ciertas cosas que aunque histórica y culturalmente disímiles llegan a un punto de encajar perfectamente, y es lo que siempre me ha parecido maravilloso de admirar y quiero poner a cuento en lo que se refiere a comer hicoteas (tortugas de agua dulce)  en Semana Santa se trata entre las gentes costeñas.

Que empalme una tradición religiosa tan inveterada como la Semana Santa con reglas del comer medieval europeas por un lado, con la época del estío o verano en el caribe colombiano, no es poca cosa el reflexionarlo.

Primero traigamos a mentes que desde que la Europa se hizo cristiana se tenía por permitido consumir carne de reptiles o peces los viernes de Cuaresma con base en la diferenciación que hacían los doctos de la fe entre la carne propiamente dicha y la carne de pescado/reptil, que por lo tanto era lícito consumir muchos, aunque no todos, de ellos entre otros los cocodrilos y tortugas. 

Tenían los galenos de la Edad Media la convicción de que la carne de tortuga era algo contraproducente si se consumía a medias, aunque ha sido difícil establecer cuáles eran los extremos para calcular ese punto. Podríamos suponer que el animal mismo, grande o pequeño, era la medida, ante lo cual se impartía el comerlo todo sin desecharle presa, o abstenerse de no comer el galápago. 

Tan era así que sobre esa antiquísima regla médica levantó el aristócrata español Juan de Borja y Castro uno de sus emblemas  o iconología para la promoción de las buenas costumbres en su obra literaria conocida "Empresas Morales”. Borja en su segundo discurso o empresa moral denominado Empresa de la Tortuga exhorta a los gobernantes de su tiempo a ejecutar los planes siempre con grandeza ánimo y no a medias o con tibiezas, mejor frío o caliente:

El tratar con flojedad y tibieza lo que cada uno está obligado a hacer, es una fuente de donde no manan sino ruines sucesos. (…) peor estado el del tibio que el del frío, pues sin duda es mucho peor, y de mayor inconveniente, el proceder floja y tibiamente en lo que se emprende, que si del todo se dejase de hacer.”

Según Borja en la Empresa de la Tortuga:

 “se da a entender de nuestras acciones, que si fueren hechas con calor y valor, serán de mucho provecho, y no dejarán de tener muy buenos sucesos, y si por lo contrario con remisión y tibieza, dañarán.”

Tradiciones, creencias y prejuicios sobre el género de las tortugas hay muchos en la historia y sobre el orbe, pero sobre comerlas ninguna como la anterior que recomienda hacerlo hasta el hartazgo.

Ahora pasemos específicamente a las hicoteas, especie de aquellas tan propias del continente América.

De los indígenas que poblaban la costa atlántica colombiana, antes de la llegada de los barbudos españoles, se sabe que eran muy buenos cazadores de tortugas, una de las carnes que junto a la del venado tenían por mayor estima.

En su obra Noticias Historial es el cronista español Fray Pedro Simón nos dejó sus impresiones con respecto de los Zenues que, aun en 1534, dominaban el territorio que hoy corresponde a los departamentos de Córdoba y Sucre:

Sus comidas eran las ordinarias de esta tierra: maíz, yuca, batata, frisoles y otros,  que todo se da con abundancia por ser tierras calientes. También comían aves, (…) comían los animales como higuanas, que son figura de sierpes, que a no enmendar con su buen gusto mala catadura, mas fueran de aborrecer que de estimar, puercos zahínos (…), guadartinajas, hicoteas, morrocoyes, tortugas, mucha suerte de frutas…

Mucho tiempo después, a mediados siglo XIX, cuando el científico francés Louis Striffleur decidió remontar las vertientes del río Sinú primero, y el río San Jorge después, encontró que las ciénagas de este especialmente en los recodos que lindaban con la tierra alta entre San Marcos y Ayapel, donde se encuentra Las Flores, había copiosa existencia de las hicoteas:

En la parte superior de Las Flores, la misma cuesta se extiende formando profundas rinconadas en donde existen pequeños retiros. Muchas de esas ciénagas parciales, que comunican con la grande por medio de caños, son también en verano teatro de grandes pesquerías y recorridas por los cazadores de tortugas de agua dulce, anfibio que se encuentra también en número prodigioso (…) la tortuga es poco tolerante y muerde con furia el dedo que se pone a su alcance.”

Después de contar como se usaba el incendio del pajonal seco para capturarlas dice:

La destrucción de este animal se opera en grande, y sin embargo su número no parece disminuir sensiblemente, lo que prueba su fácil reproducción.”

La misma rica impresión que tuvo el francés de la presencia que de estas criaturas misantrópicas se extendió hasta muy pocas décadas, quizás hasta los finales de los años 70 en que se empezó a evidenciar que su número empezaba a decaer ostensiblemente. Es decir desde que empezó la cacería de las mismas con un fin comercial antes desconocido, en un otrora con ausencia de lucro de que dan fe los más viejos de las comunidades.

Entonces se empezaron a ver que desde los primeros días de enero  cuadrillas de foráneos venidos de las Sabanas, apertrechados con bastimento y todo lo necesarios, entraban en camiones pequeños por los caminos ganaderos para asaltar la riqueza fáunica de las tierras bajas o playones.

A los ojos de los moradores de estas ciénagas aquello era una intromisión en los espacios sociales de supervivencia que no estaba bien visto. Nada decían o se quejaban porque no tenían con quien denunciar a los saqueadores. El asunto no tenía entonces relevancia legal o importancia política que luego adquirió. Que se sepa nunca se presentaron enfrentamientos por el usufructo del recurso natural. En cierto modo la trashumancia del ganado desde hacía más de un siglo había allanado la familiaridad entre sabaneros y ríanos, de hecho ya había una anfibia composición humana. De tal manera que los locales también entraron a competirle en la misma materia, empezaron a capturar más piezas de las que necesitaban. Superproducción que tenía destino en los municipios medianos como Sahagún o Corozal, o capitales como Sincelejo, Cartagena y Barranquilla.

2) Aspecto legal y criminológico
Hoy la legislación está al día en asunto de protección a la fauna, y se diría que hasta excesivamente, puesto como es común en el estado colombiano se le apuesta menos a la prevención y concienciación, apostándole más a las sanciones, específicamente penales, tanto que se ha generado el riesgo de convertir a quienes han vivido tradicionalmente de alimentarse sosteniblemente de la fauna en meros delincuentes, en delincuentes famélicos como le explicare más adelante.

Durante los últimos 10 años se ha hecho muy común en la temporada de verano leer titulares en el periódico regional  que dan cuenta de las personas capturadas y procesadas judicialmente por el delito de ilícito aprovechamiento de los recursos naturales.

Solo este año se lee en El Meridiano de Sucre los siguientes titulares:

Sábado, 26 Enero 2013
San Marcos. En la vía San Marcos-Majagual, a la altura del puente Guayepo, la Policía detuvo a Deivi José Rivera López, oriundo de Sahagún (Córdoba), porque se le encontraron en su poder 13 hicoteas. Rivera se movilizaba en una moto honda de placa UDD-142. Quedó a disposición de la Fiscalía por el delito de ilícito aprovechamiento de los recursos naturales.
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Pillados con hicoteas
Jueves, 24 Enero 2013
San Marcos. Erym Márquez Alián, de 27 años; Karen Gómez Prasca, de 22; Víctor Valerio Rodiño, de 26 años, y Pablo Arrieta Vitola, de 42, fueron detenidos por la Policía en la vía que de San Marcos conduce a Majagual  transportando 20 hicoteas. Quedaron a disposición de la Fiscalía por el delito de ilícito aprovechamiento de los recursos naturales.
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Capturado con hicoteas
Jueves, 31 Enero 2013
Corozal. En el barrio Cartagena de Indias, la Policía capturó en flagrancia a Donis Arrieta Canchila, oriundo de Betulia, ya que, al parecer, tenía en su poder un costal con 6 hicoteas. Arrieta quedó a disposición de la autoridad competente por aprovechamiento ilícito de los recursos naturales.
Categoría: Judicial
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Capturados con hicoteas
Sábado, 02 Febrero 2013
Los Palmitos. En el sector El Bongo la Policía capturó a Helson José Mercado Montesino, de 28 años, natural y residente en San Pedro, cuando transportaba en un bus intermunicipal 50 hicoteas.
Por otra parte, fueron capturados Breilis Acuña Ochoa, de 31 años, y Henry Enrique Acuña Mejía, de 34, cuando se movilizaban en una moto bajaj platino de placa YUF-17C en la que transportaban 5 mil huevos de iguana.
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'No a la cacería de iguanas'
Martes, 05 Febrero 2013 04:03
Ovejas. Una campaña denominada "No a la cacería de iguanas" adelanta la Defensa Civil de esta localidad a través de charlas dirigidas especialmente a los jóvenes. Volantes, afiches, mensajes radiales y en redes sociales hacen parte de la actividad. Argelfrando Teherán Rivas, miembro del organismo de socorro, explicó que se busca concientizar a los jóvenes para que no practiquen la cacería indiscriminada de estos animales y así conservar la especie que está amenazada.
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Policía se incautó de hicoteas
Martes, 19 Febrero 2013
Los Palmitos. En el barrio Chingalé la Policía capturó en flagrancia a Eligio Almanza Jiménez, de 41 años, y a José Luis González, de la misma edad, cuando transportaban en el baúl del vehículo 240 hicoteas vivas que llevaban en 6 bultos. A los capturados los dejaron a disposición de la Fiscalía de Corozal por el delito de ilícito aprovechamiento de recursos naturales renovables. Las hicoteas quedaron disposición de Carsucre.
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Policía decomisó 87 hicoteas
Miércoles, 20 Febrero 2013
Los Palmitos. La Policía capturó antier en la vía al corregimiento de Sabanas de Pedro a Luis Gómez Estrada, de 22 años, y a Rafael Ochoa, de 42, cuando transportaban  en dos motocicletas 87 hicoteas vivas avaluadas en 2 millones 600 mil pesos. A los capturados los dejaron a disposición de la Fiscalía de Corozal.
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Transportaban hicoteas
Miércoles, 06 Marzo 2013  
Caimito. En el corregimiento Nueva Estación la Policía se incautó de 146 hicoteas que eran transportadas en 3 costales. Cabe recordar que la captura y comercialización de esta especie está prohibida. Por este hecho se detuvo a Alberto Simón Vergara, Edwin Manuel Cumplido Gamarra y Fredy Alberto Díaz Cordero, todos de Chinú (Córdoba).


Como se ve es alarmante las dimensiones del comercio ilícito de la especie que además sirvió para caracterizar los rasgos colectivos de los vernáculos de la región del San Jorge y la Mojana, descritos como el Hombre-Hicotea por el sociólogo Orlando Fals Borda en su Historia Doble de la Costa Tomo III.

Muchos de esos casos no admiten duda sobre su idoneidad para producir el resultado lesivo al bien jurídico protegido y seguramente serán sancionados fácilmente por los jueces penales teniendo en cuenta la cantidad de capturas y puesto que la conducta punible se desarrolló a través del transporte como se explicará más adelante.

Pero tampoco deja de preocupar que bajo esta figura se esté cometiendo injusticia con aquellos que tienen en la caza de hicoteas una manera de solventar un día alimentación, especialmente los días jueves y viernes de Semana Santa. Es decir en casos donde no hay una intención de comerciar y lucrarse luego con estos acorazados animales.

Es sabido que estamos en tiempos de masificación del consumo, por lo que la vía primordial de poner en peligro de extinción los recursos naturales es abriéndoles nicho en el comercio, de allí que se persiga penalmente la comercialización de las especies. Pero en esto las altas esferas en la Capital donde se cuecen las leyes han ampliado la severidad penal sin consultar las realidades socio-económicas de las comunidades locales ni la opinión de los provincianos.

Tenemos que el delito de ilícito aprovechamiento de los recursos naturales es de vieja data; para no volver demasiado en el pasado jurídico bástenos señalar que en el Código Penal de 1980 o Decreto Ley 100 del 23 de enero del mismo calendario  estaba configurado en el artículo 242, que originalmente era del siguiente tenor:

“Articulo 242. Ilícito aprovechamiento de recursos naturales. El que ilícitamente explote, transporte, comercie o se beneficie de los recursos fáunicos, forestales, mineros o hidrobiológicos del país en cuantía superior a cien mil pesos, incurrirá en prisión de seis (6) meses a tres (3) años y multa de cien mil a dos millones de pesos.
La pena se aumentará hasta en una tercera parte si la conducta anterior se realiza sobre especie en vía de extinción o pone en peligro la conservación de las aguas.”

Posteriormente modificado por el artículo 19 de la Ley 491 de 1999 con el texto siguiente:

“El que ilícitamente transporte, comercie, aproveche, introduzca o se beneficie de recursos fáunicos, forestales, florísticos, hidrobiológicos o genéticos de especie declarada extinta, amenazada o en vía de extinción, incurrirá en prisión de tres a siete años y multa de 50 a 300 salarios mínimos legales mensuales vigentes.”

Derogado con la entrada en vigencia de la Ley 599 de 2000, actual Código Penal,  que lo reconfigura en su artículo 328.

Se pueden hacer extensas e ingentes consideraciones sobre la variación del tipo penal, pero salta a la vista que el mismo se ha ido ampliando paulatinamente con nuevos verbos rectores, que aluden a acciones o conductas  de distinta consideración. Como se ve primero eran 4 verbos, para 1999 eran 5 verbos, un año después con el actual código penal los verbos eran ya 7, a los cuales se le suman 3 verbos agregados por la Ley 1453 de 2011.

Es decir que ya son 10 los verbos que señalan cuales acciones humanas están prohibidas cuando se trata del manejo de los recursos naturales, o fáunicos ya que nos interesa en concreto el caso de la captura de las hicoteas. Preciso es aclarar que en puridad estos verbos son menos ya  que hay términos que son equivalente como lo son: comerciar y traficar, o aprovechar y beneficiar.

Siempre se han mantenido los verbos transportar, comerciar y beneficiar. Los dos primeros son bien significativos de los que se buscaba penar, si además se entiende que el beneficio del que se habla es un beneficio económico asociado a las actividades anteriores.

Con la penalización del transporte del recurso fáunico lo que se busca evidentemente es que no se saque el recurso fáunico (hicotea) de su medio ambiente, fuera del cual está naturalmente en peligro, así no se tenga incluso la intención de comerciar con el mismo, ya que la intención posible sea la de usarlo como mascota, pero en todo caso constituye un extrañamiento. De modo que es preciso el uso de un medio de transporte para incurrir en la acción prohibida, porque además implica grandes desplazamientos y numerosa cantidad de hicoteas por la capacidad de carga. Situaciones asociadas evidentemente al comercio mismo.

No se estaría sancionando al poblador local de estos ecosistemas que suele capturar unas pocas piezas y las lleva a su casa para proporcionarse sustento nutricio y a su familia de manera temporal, como se dijo antes por rebusque o por tradición religiosa. Es decir no es punible como cacería de subsistencia.
Esta puntual y bucólica situación se empezó a complicar con la reforma de 2011 que introdujo los verbos apropiar, mantener y explorar que pueden o no estar asociados a la actividad comercial ilegal, en lo cual radica la complicación, además porque no hay desarrollos jurisprudenciales que les pongan limites.

El delito del artículo 328 emplea la palabra Apropiar que en el contexto no es lo mismo que hurtar, en tanto y en cuanto el hurto se establece para la defensa de la propiedad privada, y la ley no admite la propiedad privada de los recursos naturales, los cuales son inenajenables. Con Apropiar pudiéramos recrear y a su vez entender que se trata de aquel nativo de la región cienaguera que se dirige a los playones con su chuzo (vara con punta de metal) para capturar algunas hicoteas, si es que cuenta con buena suerte para tropezar con una de estas, ya que no siempre se logra.

Aun así, la acción de capturar hicoteas aunque fallida cae dentro del alcance del verbo Explorar, que como se sabe se entiende realizado con el solo escrutar de las cañadas o vegetación bajo la cual se ocultan las hicoteas.

La complicación es mucho mayor cuando el texto penal se convierte en una telaraña al remitirse al “incumplimiento de la normatividad existente” para la protección de los recursos naturales que es numerosa y dispersa, e incluye desde leyes hasta decretos y resoluciones nacionales o regionales, cuyo inventario ni siquiera está bien claro para los abogados.  

Sería completamente injusto exigirle a los campesinos de la olvidada región momposina, donde los grados de escolaridad no mejoran, exigirle el conocimiento de toda esa maraña de normas jurídicas –mas espesas que los zapales- y de imponerle a secas el inapelable precepto burgués que dice que “la ignorancia de la ley no sirve de excusa” del artículo 9° del Código Civil.

Sería injusto procesar como delincuente al buen padre de familia que quiera llevar a sus hijos algo de comida, que en verano atrapa una hicotea para no comerse “el arroz solo”, si antes no se tiene en cuenta el último informe del DANE sobre la pobreza extrema y el bajo ingreso monetario de los habitantes de Córdoba, Bolívar y Sucre, departamentos dentro de los seis más pobres del país.

Sería injusto, que antes de que la Policía capture a un cazador no comerciante, no considerar que en los últimos años se presentaron sucesivas y extraordinarias inundaciones que han dañado cultivos y hortalizas a los pequeños agricultores o ha sacado de sus viviendas a miles de familias.

De manera que este delito del que apenas hemos hecho una breve reflexión, pero lo bastante para demostrar que es un castigo para los famélicos, un delito de clase como si no hubieran suficientes, no consulta la moderación y la sostenibilidad cuando de consumir recursos fáunicos se trata de manera no comercial, sino para el autoconsumo (el pan coger). Ya decía el senador Jorge Robledo: “la pobreza es uno de los principales factores del deterioro del medio ambiente natural, en razón de que cuidarlo es un lujo insostenible. Y también lo deteriora convertir la codicia en el principal valor para movilizar a los individuos,… tras la ganancia “todo vale”… raíz ideológica de la globalización neoliberal.” (El TLC recoloniza a Colombia).

En efecto la actual normatividad prescribe que no se requiere autorización para la caza de subsistencia, o sea la que sin ánimo de lucro tiene como objeto exclusivo proporcionar alimento a quien la ejecuta y a su familia.


No se defiende en nada la rapacidad de los traficantes de las especies fáunicas, pero si es muy cierto que es muy difícil lograr la defensa en estrados de los que no llevan esa intención con un tipo penal tan difuso que se presta, como queda en evidencia, para toda suerte de subjetividades y trampas por las autoridades encargadas de aplicarlo.

3) Aspecto de política social y ambiental
No hay que olvidar que hasta tanto se puedan crear fuentes de trabajo en actividades distintas a la pesca o la cacería tradicional, además con un mayor ingreso per cápita en esta región, no se empezará a desincentivar la explotación así sea de supervivencia de los recursos fáunicos o icticos. En esto las Alcaldías, Concejos y Corporaciones Autónomas Regionales no han logrado avances dignos de mostrar, y su acción más allá del burocratismo se reduce tibiamente a charlas y la siembra de alevinos.

Conviene que en la materia las Autoridades Administrativas de una vez por todas apliquen la moraleja de la Empresa de la Tortuga, porque por desidia y falta de políticas de empleo se está creando el mal mayor por la vía de la represión que consiste en encarcelar por mínimo cuatro años a la gente pobre.

Por: Helmer García Salgado, natural de Las Flores. 

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