sábado, 6 de abril de 2013

Alborada de las Fiestas en Corralejas en Las Flores (Sucre).



Inicio y terminación de la Alborada de las Fiestas en Corralejas en Las Flores (Sucre).  A las 4:30 de la madrugada del sábado 30 de marzo, la comunidad se despierta sobresaltada pero de alegría por el estallido de la pólvora manejado cuidadosamente por Máximo Núñez, las campanas de la Iglesia empiezan a sonar  como convocando para dar inicio al pequeño carnaval. 

Dos bandas de viento se encuentran sobre el atrio del templo, afinan sus instrumentos, prestos a interpretar los valses y porros que dan inicio a la marcha de alegría y regocijo. Aunque no interpretaron el ya conocido aire “Vámonos caminando”, el gentío  se agolpa animado por la presencia casi totémica de “La Gigantona”, acompañada esta vez por “La Gitantonita” interpretada por Emilio “pirupito” Martínez. Los señores de la Junta de la Fiesta se apresuran a encender los fuegos artificiales. Está todo listo. Es uno de los amaneceres más alegres de Las Flores en todo el año, de allí que sea tan esperado. Los que están viviendo por fuera de Las Flores regresan para esta fecha para reencontrarse anímicamente con sus coterráneos que se alegran de la visita. Niños, jóvenes y no tan jóvenes al ritmo de porros y fandangos siguen a La Gigantona para recorrer de abajo a arriba y de arriba abajo todas las calles flóranos. La alegría está a flor de piel, y la piel se torna blanca de tanta maicena.

El doctor solano abre las puertas de su consultorio, y desde lo alto, se encuentra a un pequeño pueblo que salta por una barahúnda de figurillas blancas que danzan, se ríen y juguetean. Como irritado por tanta juerga mientras él se apresta a trabajar, el sol relumbra tan fuerte que perecen medio día cuando son solo las 7 am.

Al final la caminata termina donde empieza, en el parque central del corregimiento, solo mantienen la atención la piquería entre La Gigantonita y “El Bonilla” que se tranzan en una fiera lucha singular con versos graciosísimos que resaltan las grotescos pareceres físicos de cada gladiador. Es decir, se llaman feos entre sí de todas las formas posibles, apelan a todo tipo de símiles o metáforas, mientras el aguardiente estimula cada vez más su inspiración. Hay regocijo general y la fuerza de las risas de los presentes marcan el grado de favoritismo hacia los verseadores de la fealdad ajena.

Texto y video: Helmer García Salgado