En homenaje a la nación armenia, la primera nación
convertida al cristianismo.
Hoy precisamente se cumple un desolador siglo de darse por
iniciada la ejecución un plan de exterminio masivo de minorías cristianas en el decadente Imperio Otomano (hoy Turquía). Los líderes
de ese imperio que se desmoronaba inconteniblemente, habían derrocado años
antes al Sultán, "rojo" le apodaban en Europa por la represión sangrienta contra los armenios que precedieron el genocidio. Esos líderes turcos son mejor conocidos en la historia como los Jóvenes
Turcos, un grupo inspirado en ideas liberales occidentales que prometían unificar
y hacer progresar a ese estado imperial, por eso su partido se llamaba Partido
de Unidad y Progreso. Sin embargo sus nacionalismo radical los llevo a concebir
el arresto la noche del 23 al 24 de abril de 2015 de alrededor de 300 de los
principales líderes políticos, religiosos e intelectuales del pueblo armenio que ya empezaba a dar
muestras de su propio nacionalismo para independizarse del gobierno turco y
constituirse en un Estado-nación. A esos primeros 300 arrestados le siguieron
otros 300 con el correr de los días. El plan para el exterminio sistemático y
masivo de los armenios estaba en ejecución. Los “Jóvenes Turcos” veían en los armenios a un enemigo interno para la estabilidad del opresor imperio otomano,
que como piel de zapa veía encogido progresivamente su territorio desde que a
finales del siglo XIX perdieron los Balcanes y Bulgaria, retrocediendo ante el poderío
del imperio del zar ruso.
Se peleaba entonces la Primera Guerra Mundial. Turquía opto
por aliarse con el imperio Alemán y con el imperio
Austro-Húngaro, que a la postre serian el bando perdedor. Con la derrota los tres
imperios que se derrumbarían.
Días antes, en febrero de 1915, fuerzas combinadas de Francia
y el Reino Unido habían atacado a Turquía en la conocida batalla de Galípoli, con la esperanza de darle respiro a sus
aliados rusos y aislar aún más a Turquía de sus aliados del centro de Europa. El
ataque fue todo un desastre militar, se debió más a la pésima preparación y logística
que en buena parte tuvo por responsable al joven Winston Churchill, que a una
real fortaleza del ejercito otomano. Pero la victoria turca tuvo el efecto de exacerbar
aún más el nacionalismo, marcado por un fuerte rasgo islámico y anticristiano.
En la parte oriental los turcos otomanos , tenían en el Cáucaso
que enfrentar a los rusos, ante los cuales sucumbieron en batallas que se dieron
sobre suelo de los armenios. Ciertamente los armenios nacionalistas se ubicaron
geopolíticamente con las potencias cristianas enemigas de Turquía porque
aspiraban que con la derrota de ésta se les facilitaría recobrar la independencia
perdida hacia siglos. También es cierto que buena parte de la población armenia
no estaba alineada con esos intereses geopolíticos, de hecho hubo un momento
dado en que líderes políticos armenios llegaron a acuerdos con el gobierno de los
“Jóvenes Turcos” para ampliar las autonomías del viejo sistema Millet, un régimen de autonomías para las poblaciones no islámicas
(griegos, judíos, armenios, sirios) en el imperio otomano.
El 24 de abril de 2015 prácticamente supuso el decapitamiento de la nación armenia. Fue
un plan frío y cruel que tuvo en la “Noche de los cuchillos largos” una reedición
a menor escala, cuando Hitler mandó asesinar en una noche a todos sus
opositores dentro del nacionalsocialismo alemán. De hecho la impunidad en el caso armenio inspiró criminalmente al régimen nazi para proceder contra comunistas, gitanos y judíos de Europa. "¿Quien se acuerda hoy de los armenios?" exclamó Hitler en una ocasión.
El resto de la población armenia, sin sus líderes, pronto
fue presa de los verdugos voluntarios que surgen de entre la población civil en
todo genocidio, bien haciendo parte de escuadrones paramilitares o asesinos espontáneos,
expresando al máximo su xenofobia y aprovechando el estado de indefensión de
sus víctimas para matarles y robarle sus posesiones, incluso las más personales
como la ropa.
Decapitada la nación armenia de sus hombres mejores y más
capaces, la resistencia fue débil. Esto explica que el genocidio contra los
armenios haya sido uno de los más "exitosos" porcentualmente. Un millón y medio
de armenios de un poco más de dos millones fue exterminado con una saña y
crueldad sin parangón.
A la detención, tortura y ejecución de los líderes, le
siguió la desmovilización de los soldados armenios que servían en ejército
otomano, formaron con ellos un batallón para hacer trabajos duros y agotadores,
arreglando vías por ejemplo, reduciéndolos y castigándolos a la menor falta, prácticamente
esclavizados y luego ejecutados. Lo mismo harían con los hombres en edad de
combatir. Eliminados esos riegos procedieron contra ancianos, niños y mujeres. Reunieron
a toda esta población restante en al menos veinticinco campos de concentración.
Las mujeres fueron víctimas de violación y otros ultrajes, vendidas y algunas
ejecutadas, es famosa la foto donde se ven crucificadas mujeres armenias. Luego los sometieron a una deportación a los
desiertos de Siria e Irak sin medios para subsistir, por medio de agotadoras
marchas circulares o en trenes hasta esos desiertos.
El genocidio empezó en 1915 pero se alargó unos años más. Finalizada
la Primera Guerra Mundial, las potencias vencedoras presionaron al nuevo
gobierno turco a enjuiciar a los líderes “Jóvenes
Turcos” por sus crímenes de guerra y de lesa humanidad. Se instaló un
Tribunal y se los encontró culpable con copiosas y contundentes pruebas. Sin
embargo aquellos fueron condenados como reos ausentes puesto que se dieron a la
fuga una vez derrocados. Uno de ellos, Talat
Pasha exiliado en Alemania, fue ajusticiado en marzo de 1921 por el armenio
Soghomón Tehlirian, que desde
entonces por esa gesta se convirtió en héroe nacional armenio. El hacía parte
una organización secreta que
constituyeron los sobrevivientes armenios en el exilio o diáspora para vengar
un crimen que entonces no era justiciable: el genocidio o exterminio de una nación.
Tuvieron suerte con otros verdugos turcos. Otros de los genocidas turcos morirían
violentamente.
Desde entonces la nación armenia no se ha podido recomponer.
Perdieron territorios que hoy son de Turquía, entre ellos el Monte Ararat donde
según la leyenda armenia ancló el arca de Noé, de quien se consideran
descendientes míticos. También, poblacionalmente, hay más armenios étnicos en el
exterior en países como Argentina, Estados Unidos o Europa que en la República de Armenia, que obtuvo su independencia en 1991 luego de desmembrarse de la
antigua URSS. Sin embargo, Rusia y Armenia siempre han mantenido una afinidad diplomática.
El actual presidente ruso Vladimir Putin ha asistido varias veces al memorial
del Genocidio Armenio a rendir homenaje a las víctimas, y es un poderoso aliado
de la pequeña república armenia en la región frente a la hostilidad eterna de
Turquía.
Turquía siempre se ha negado a reconocer que las
deportaciones y masacres que organizaron contra la población civil armenia haya
sido un genocidio, obviamente desde que este término fue adoptado oficialmente por
la ONU en 1946, y acuñado por el jurista Lemkin, inspirado precisamente
en los horrores que se cometieron contra los armenios durante la PGM, luego
contra los judíos en la SGM. Al respecto la política turca es el negacionismo,
de hecho es delito en Turquía que se reconozca o se difunda literatura que
hable del genocidio armenio. El actual presidente
Erdogan, suele enfurecerse con el tema, y a lo más que ha llegado es a
admitir llamar el exterminio como “masacre” o “tragedia”. Hace pocos días
el papa Francisco ofició una misa en el Vaticano, con presencia de líderes políticos
y religiosos armenios, y llamó genocidio a los hechos de 100 años atrás. La respuesta
del gobierno turca fue visceral como siempre, y llamó estúpido al Pontífice.
El gobierno turco pelea contra la evidencia como pelean los
integristas religiosos contra la evolución, no les asiste la razón en lo mas mínimo. Prácticamente todos los historiadores
no tienen la menor duda de que se trató de un genocidio contra los armenios
principalmente, porque no hay que dejar de vista que fue contra los cristianos, algunos de origen griego, o los asirios que también reclaman su lugar
como nación víctima. El primer país en reconocer el genocidio por medio de una
ley fue Uruguay, también lo han hecho Argentina y Francia. Hoy son en total 22 países
que lo reconocen como un gesto de solidaridad
con la causa armenia que busca ser restablecida en territorios e
indemnizada frente a la siempre feroz Turquía.
Una cuarentena de estados de los EE.UU. hay reconocido el genocidio,
pero el Estado Federal no lo ha hecho por temor a no molestar al aliado turco. No
es nuevo que EEUU este de parte de Estados genocidas alrededor del mundo. Recordemos
que Turquía es parte de la OTAN, y fue el territorio turco donde EEUU emplazó
misiles nucleares apuntando contra la URSS, antes que esta los emplazará en
Cuba.
Actualmente el papel de Turquía,
con su presidente Erdogan, que se comporta como un Sultán, sigue jugando no ya al
dominio territorial como imperio, sino al juego de las influencias políticas en
la región, especialmente en Siria. Turquía apoyó el surgimiento del
autodenominado “Estado Islámico”
entre otras facciones terroristas que asolan a Siria e Irak. Turquía al no
aceptar su pasado genocida, y no apartarse del mismo sigue identificándose con la
guerra y el extermino a muerte como parte central de su política de Estado. Alemania tuvo la valentía de romper con
su pasado nazi, pero el Estado Turco
por el contrario sigue siendo cómplice de limpiezas religiosas y genocidio al
apoyar a grupos de inspiración terrorista, hostiles a los
cristianos y judíos, incluso a los musulmanes moderados. En Siria en los años de guerra que van han incendiado
iglesias y monasterios de cristianos maronitas. En Irak igualmente, incluso han
atacado otras minorías como los Yazidíes
que profesan una religión combinada de creencias musulmanas, judías y
cristianas. Este patrocinio del terrorismo yihadista de Erdogán se cumple con el silencio no menos cómplice de Barack Obama, el nobel de la paz.
Hoy 24 de abril será un
día abrumador para la feroz y negacionista
política turca, porque en varios países del mundo hay programados
diferentes eventos que rememoraran el peor de los crimines que se puede
cometer, y que Turquía ejecutó impunemente contra los Armenios, y que persiste
en burlarse de sus víctimas negando ese pasado cruel y despótico que sigue
marcando el carácter de la política estatal turca. Desde el tiempo de la
Ilustración liberal europea ya Turquía era descrita como ejemplo del “despotismo asiático” como cultura donde
reinaba la crueldad, sin embargo el estado turco se reafirma en ese estereotipo
al mantenerse en su ridículo negacionismo, pero no menos cruel para la nación armenia que aún
mantiene abierta la herida y vivo el dolor tras 100 años de genocidio.
Autor: Helmer García Salgado