Ya pasó la semana para los reconteos, después de unas elecciones territoriales llenas de sorpresa. Una de ellas se presentó en la ciudad de Bello (Antioquia) donde el poder del voto en blanco se materializó de forma ostensible, gracias a esa herramienta, a la cual apenas se descubren sus consecuencias insospechadas, se pudo vencer a la casa gamonalista Suárez Mira que tanto tiene que explicar respecto de la parapolítica en Antioquia. El hecho fue noticia toda vez que el voto en blanco superó al candidato único que esta casa había establecido, como en los recientes tiempos de los distritos electorales de Jorge 40 en el Magdalena y Cesar. El candidato único como formula cerrada y antidemocrática pero eficiente y barata de ganar las elecciones. Neolibaralmente exitosa y constitucionalmente perversa.
El candidato único es el comienzo de las dictaduras señoriales que infestaron al país que se ufana, sin razón y sin rubor, de ser una democracia antigua.
El candidato único es el comienzo de las dictaduras señoriales que infestaron al país que se ufana, sin razón y sin rubor, de ser una democracia antigua.
La aplastante e indiscutible victoria de Julio Guerra Tulena
Pero en el caso del departamento de Sucre ha pasado desapercibida otra victoria del voto en blanco, aunque menos resonante, sino fuera porque Julio Guerra Tulena, gobernador electo saco una ventaja arrolladora, cultivada seguro, sobre las ruinas electorales del condenado por parapolitica Álvaro “el gordo” García Romero, el famoso mago de las registraduría de Sucre.
En Sucre tiene mucho mérito el hecho de que el voto en blanco quede en segundo lugar, muy por encima del resto de candidatos. Y digo que tiene todo el mérito si se tiene en cuenta que en el departamento el clientelismo y las otras ramas ilícitas pero auxiliares de la democracia local son las que siempre mueven a los votantes, de modo que el resultado esperado es que el voto en blanco sea apenas perceptible, puesto como es evidente para la economía electoral nadie estaría dispuesto a pagar cincuenta mil pesos ($ 50.000) por un voto en blanco.
Aun así el voto en blanco obtuvo 55.107 votos, una cifra inédita, que nos llena de esperanzas a los ciudadanos que deseamos un cambio en pro de la depuración de la democracia.
Julio Cesar Guerra Tulena: 204.683 ----Partido Liberal
Votos no marcados: 94.583
Votos en Blanco: 55.107
Gustavo Montes: 32.633 ---AICO
Ramiro Muskus Dumar: 20.086 ---PIN
Votos Nulos: 9.429
El voto en blanco y las papeletas no marcadas le ganaron al conservadorcísimo Gustavo Montes, candidato que ha fracasado por segunda vez en el mismo propósito y que se presenta por su juventud como signo de renovación.
Hay que recordarle dos cosas al señor Montes, y la primera es que la Juventud no es equivalente de transformaciones; y en segundo lugar que el departamento de Sucre sigue manteniendo una tradición Liberal en lo político y social y no solo en lo estrictamente partidario. Es decir la gente es Liberal en el sentido de establecer sus relaciones sociales.
Hay una consecuencia jurídica según la cual si el voto en blanco obtiene la mayoría se tienen que repetir las elecciones pero los candidatos vencidos por aquel no pueden postularse nuevamente, pero en el caso sucreño donde el voto en blanco quedo en segundo lugar no estaría dispuesto ni por analogía jurídica constitucional a aceptar la posición según la cual el Sr. Montes no debe postularse nuevamente; sin embargo es conducente que por estricta política sea esta la vía que le quede, es decir, no postularse nuevamente, para que no le toque disimular su conservadurismo a través del aval de un partido oficinesco como AICO (Movimiento Autoridades Indígenas de Colombia).
Vemos eso si que en su aventura política estuvo solitario, y eso es ya meritorio, puesto que al parecer no fue socorrido por el anterior vicepresidente, el periodista Francisco Santos, con el que sabemos esta unido en amistad. El periodista que propone por estos días aplicarle una descarga de voltios a los estudiantes universitarios, como si se tratara de vacas o animales fieros, no salió en socorro de la campaña se Gustavo Montes, como si lo hizo este cuando aquel fue señalado por Salvatore Mancuso de colaborar o auspiciar el paramilitarismo en la capital del país. Entonces, se recuerda, Gustavo corrió solicito con camarógrafos de RCN, para el corregimiento de Las Flores (San Marcos) a promover una marcha en defensa del vicepresidente Francisco “Pacho” Santos. Con la ayuda desinteresada de la comunidad florana, tan proclive a la xenofilia, de lo cual se sirvió perversamente para su actuación protagónica, montando un sainete de marcha por las descuajadas calles de Las Flores haciéndose acompañar de la banda de viento, para luego viajar, igualmente presuroso, al set de RCN en Bogotá para que le entrevistaran durante el noticiero del medio día y quedar como un gran compatriota que defendía la cuestionada “legitimidad” del gobierno de Álvaro Uribe de la “conspiración” de los exjefes paramilitares que empezaban a revelar sus vínculos y apoyos en todos los órdenes sociales.
Que cándido. Que candidato. Que candidez.
Se recuerda, finalmente, que tan diferente fue la visita en 1998? de Julio Guerra Tulena, durante unas elecciones para el Congreso a la comunidad de Las Flores, a la cual llegó con un mensaje bastante racional y propositivo, con la altura intelectual poco conocida entre los políticos. Pero esta es anécdota que habrás de reservar para otra entrega por la riqueza de los eventos.