domingo, 12 de mayo de 2013

CONFERENCIÁNDOLE A LA MADRE LAURA, EL PASADO Y PRESENTE DE UNA REGIÓN


Contrario a lo que dice el impenitente y perorador Fernando Vallejo: “No sé quién fue la madre Laura”, yo sí sé algo de ti oh Laura. Antes de que tu nombre estuviera de moda, antes de tu beatificación, antes que tus estampitas invadieran los atrios de las iglesias, leí tu voluminosa autobiografía, pero no por misticismo,  si es que así lo piensas, no, lo hice tratando de seguir la senda bibliográfica trazada  por Orlando Fals Borda, maestro del método IAP. 

Antes que nada, quiero resaltar tus dotes con la pluma, en lo que coincido con tu paisano Pascual Gaviria. Tu lectura es fluida y agradable, y no oculta tu psicología y pensamientos como más adelante veremos. Es mas, hay un frase desde el inicio de este blog que es tuya, me pareció poética  sobre lo pintoresco que se ven los pueblos de ciénaga arropados de arboles y sobrevolados por "aves hermosisimas".

Coincido con Vallejo en que tu santificación es el resultado de un afán de detener el avance de las taifas lucrativas del protestantismos en Colombia, de las iglesias de garaje, que nacen doquier la sombra del monopolio vaticano es tenue o inexistente, mutatis mutandis lo que  en la economía y en la educación de este país. Para Antonio Caballero es propaganda vaticana.

Tus esfuerzos por ganar los eriales para el catolicismos han sido recompensados, oh gran servidora de la cruz, como lo hicisteis en Urabá o en el bajo rio San Jorge; regiones que coincidencia aparte también he transitado. Eso me hace memorar un pasaje que cuenta te dirigías a Ayapel en c. 1918, que engañaste a un propagandista que viajaba en la misma lancha que vos y provenía de Barranquilla con periódicos y papeles que juzgasteis espiritistas. Simulasteis que le ayudarías a repartirlos en otras comunidades, y a pesar de que visteis “una relación bastante interesante de la región” en sentido socio económico, los arrojastes al agua en tanto pudisteis. Mucho tiempo después, el hoy procurador Ordoñez, también hizo lo propio esta vez con fuego en la Bucaramanga de los años 70.

Pocos años antes un impostado profeta Enoc estaba escribiendo una leyenda de milagros y vaticinios, y sin saberlo dijisteis sentenciosa “si la religión católica no toma posesión pronto, lo hará el espiritismo o peor los luteranos”. Y allí se obró  tu primer milagro administrativo, llegó en los años veinte la Misión de Burgos que levantó, en un opus, iglesias en todas las municipalidades del sur de Sucre.

Te impresionasteis con la desmantelada nave de la iglesia de Ayapel y la ignorancia de las oraciones, ni aun entre las "matronas opulentas" se sabía rezar por entonces. Si a los ayapelenses vieras hoy, acechados  por las inclementes y morbosas inundaciones, abandonados a su suerte, desde hace años, por la masonería neoliberal que comanda exclusivamente el gobierno nacional. Por ejemplo, allí donde los ves, Santos y Uribe, así no se gusten, idólatras de la inversión extranjera, son de la misma laya. 

Ayúdalos!!! Ayuda a los ayapelanos, a los flóranos, y a la Mojana en general. Ahora que el papa Francisco te ha delegado un inmenso poder, con tu inmaculada mano cierra las bocas o chorros del Cauca y el San Jorge, ya que no han podido los políticos contando con grandes maquinas y millardos de millones de pesos en recientes anualidades.

Hazle ver al descreído de Antonio Caballero, que dice que hoy los milagros se apoyan en inexplicables casos médicos de uno que otro paciente resignado entre paredes, que todavía hay lugar para milagros extraordinarios y visibles de beneficio para la comunidad. Tal según cuentas hiciste llover, tras una oración,  sobre una comunidad indígena que se acercó a ti en queja por el verano y diciendo "tu dios malo". 

Cuando bajabas el San Jorge recuerdas el hambre que padecisteis con tus correligionarias en la lanchita del comerciante Villacol, que contrario al encargo que le dio un hacendado antioqueño, sin más les daba raciones de café y arroz. Y que cuando atracaron en el caserío Los Zambos, su líder, una tal María, tan “buena gente” te acogió hospitalariamente y proveyó a las misioneras de carne, pescado y plátanos, y amonestó a Villacol, y sin embargo la dibujasteis en tus paginas como una “bruja”.

Siempre describes a las gentes de esa región como “paganos”, lo cual era, supongo, un autorefuerzo para tu cruzada. Similares expresiones se ve entre los fanáticos evangélicos de hoy que llaman “mundanos” a los que están fuera de sus rediles.

A si mismo describes mucho a los grupos sociales por el color de su piel, a los indios de Dabeiba por ejemplo, a los mulatos de Cáceres, Mochajagua o Ayapel, o los “negros indolentes” de Uré y San Benito Abad por su “carencia de fe y civilización”.

Cómo cambian los tiempos. Hoy un fallo de la Corte Constitucional te prohibiría entrar a los territorios indígenas e instalar misiones porque se les ha reconocido como civilización y dado valor a sus tradiciones.

Defendisteis a los indios de Dabeiba de los gamonales que, como hoy, buscan arrebatarle sus tierras y su fuerza de trabajo, pero a su vez los tratabas misericordiosamente como seres inferiores.

Nada único si tenemos en cuenta los fallidos intentos de la Iglesia por domar a los arhuacos en 1918, que resultaron en los años 50 en un proyecto nazi del Vicariato Apostólico de La Goajira, para cruzarlos con otras tribus, como lo cuenta el investigador Uriel Ariza-Urbina.

Rogatorio a la paz y la pulcritud
Hago rogativas para que fustigues la corrupción administrativa que azota a las municipalidades por donde un día trasegaste, o mejor, corrijo, por donde transitaste. Trasegar es un verbo mal usado en Antioquia, así como le llaman parva al pan.

Es del caso recordar que a la autoridad civil de Dabeiba la fustigasteis por su dejadez en permitir que la plaza se usara como corral para guardar vacas y otros animales, con todo el atentado para la salubridad pública que le hiciste ver, aquello significaba.

Debes estar enterada las cosas peores, pecados sociales, en que incurren los instrumentales alcaldes de la frontera antioqueño-cordobesa. Haz caer tu rosario ardiente sobre las sociedades mineras y las estructuras armadas (Bacrim), que dominan esas amplias latitudes por medio de los alcaldes. Redime el biodiverso Nudo del Paramillo, otrora campo de tus bienaventuranzas, altura natural trocada, en los ochentas y noventas, en la temida guarida, desde la cual el diabólico Castaño (héroe de Fernando Londoño) podía ordenar y observar todas las masacres en el país. No permitas que el maestro envigadeño Fernando González se salga con las suyas, cuando descubrió a campo traviesa de las montañas y dijo: “Colombia es el país del Diablo. Porque aquí se cree más en él y se le teme y ejerce oficio trascendental. Es el rey de los Andes. (…) El Diablo es el gamonal de los pueblos antioqueños.

Rogativa ambiental.
Detén el azogue y el cianuro que baja por los ríos San Jorge y Cauca. Por último, ilumina con el verde de su partido al gobernador Fajardo, para que participe de la preocupación ambiental de los alcaldes del sur de Bolívar y la Mojana, ya que Antioquia se queda con las regalías de la extracción aurífera y esas regiones con la contaminación y la sedimentación resultantes de la minería.


Autor. Helmer García Salgado