REPORTAJE DE LA SEMANA SANTA EN LAS FLORES
Fue el miércoles 27 de marzo de 2013 a mi modo de ver, muy particular. Difícil encontrar en un mismo día, en un pueblo tan apacible como Las Flores, tantos eventos y de tan distinto carácter, por eso trate de documentarlos con un vídeo acompañándolo del siguiente relato, veamos:
LA GUERRA SANTA EN LAS FLORES
En un extremo del pueblo, en la parte baja, en La Plaza, un concierto de evangélicos. Vendían un “bono” a 5 mil pesos para entrar. Cercaron una buena proporción de la plaza con una tela de saco color verde, dentro había una tarima igualmente improvisada, dispuestas también las fritangas y bebidas no alcohólicas para la satisfacción de los concurrentes. Que se sepa solo entre ellos quedo el gasto y el ingreso, porque los católicos de Las Flores ya les conocen las mañas a los “cristianos”; quieren que les colaboren con sus eventos o sus ventas de empanadas, pero ellos no participan en igual forma de las actividades católicas para recolectar dinero so pretextando estar apoyando a paganos o idolatras. En el vídeo se ve una escena de sus avivamientos preliminares, están preguntando cual fundamentalistas:
“¿Dónde está el Ejército de Dios? ¿Cuántos de los que están en este lugar son Soldados de Cristo? “Hoy vamos a darle la Guerra al Enemigo, pero con alabanzas”
Palabras y alusiones que en otro tiempo solían anticipar hechos trágicos y macabros. Lo cierto es que en otras circunstancias, de ventaja o mayoritarias, bien podrían implantar una teocracia con consecuencias ya conocidas. Hoy que son secta, las dicen, no se sabe bien si para exterminar espiritualmente a los católicos o a todos que se ríen de su puritanismo tropical.
Y es que los evangélicos son objeto del tradicional mamagallismo. Por ejemplo, en lo que había corrido del año no llovía seriamente en Las Flores, ni siquiera empezando abril. Llovía en los alrededores, un día llovió con fuerza hasta la vereda El Pajonal, y en el corregimiento apenas una leve lloviznaque se evaporó más rápido de lo que caía, hasta poder decirse que el agua nunca tocó el suelo. El jueves santo que estuve por los corrales del caño Carate, se escuchaba en el horizonte el tronar y una nubosidad que anunciaba aguas a lo lejos, excepto para las tierras flóranas. Los tres días de corraleja fueron también una incómoda polvareda en medio de la cual se desaparecía mágicamente el toro y sus toreros, como en las caricaturas. De ahí que se insistió jocosamente en Las Flores que no llovía porque “hay mucho evangélico”.
En Las Flores se sabe de sobra que mientras no hay festividad de Corralejas, Patronales, Día de Amor y Amistad o Diciembre, muchos de los evangélicos se comportan rigurosamente ajustados a sus normas morales; pero que apenas suena el bombo y el clarinete los más resabiados proclaman alegremente y dando preces por la liberación de tantas privaciones mundanas: “aleluya, aleluya, Luis Felipe partió la cabuya”. Pero lo cierto es que, entre chascarrillo y mamaderas de gallo, los “evangélicos” se han multiplicado en los últimos diez años. El impacto se ha hecho sentir, preocupante, porque se ha visto en Las Flores que su unidad social está siendo socavada por las antipatías sembradas por las religiones protestantes. Eso sí tiene el pueblo acab´o, debido a que las sectas protestantes proceden sobre la fantasía moral de que su religión es superior a las otras, en cambio la católica se afirma desde la tradición.
RELIGIÓN POPULAR
En el otro extremo, en la parte de arriba, otro tipo de creyentes pagan una manda a la santa de la Ceiba con un conjunto vallenato, muy cerca de allí suena un picó y también hay una ruidosa gallera. El viento de la noche es fresco. Se agolpa la gente frente al trio musical, que arranca con un tema muy pertinente, La Ceiba del Puerto de compositor Camilo Namén Rapalino. Pertinente porque habla de un coterráneo que estaba ausente, que “tenía mucho tiempo que no venía a mi pueblo”, pero que vuelve con angustia de su tierra ya que le “dijeron que ya estaba acabao”, es decir el pueblo tal cual en el creció había cambiado, las costumbres se habían perdido, y los grandes árboles, referentes emocionales, habían desaparecido.
Revisa su pueblo, en general todo “andaba bien”, pero no encontró la vieja ceiba del pueblo “que fue testigo hace tiempo de las travesuras de mi niñez”.
El autor recuerda los tiempos en que la vida campesina de los niños pasaba por jugar con totumos. Hoy sin duda una costumbre perdida, desde que llegó la televisión a muchas veredas y corregimientos, mas ahora con los juegos electrónicos, los celulares o el facebook más recientemente.
PELEAS DE GALLOS
Preparan los gallos las cuerdas de la región, y aun cuando las galleras no son ya lo que antes eran, según dice “Charia” Herazo que tuvo una bien cotizada gallera, la afición por la guerra de los plumíferos guerreros sigue vigente. No faltan los que se convierten en galleros porque quieren ser reconocido por un gallo afamado, pero en esto la suerte del gallero es contundente. Los “hiti” como nuevos galleros, han probado con resignación la amarga derrota antes que la miel del triunfo, les han matado dos gallos y otra pelea les resultó en “tabla”. No hay mejor gallo sin una noche de suerte para el apostador. Otros serán los que esta noche se lleven el saquillo del dinero, ya que los plumíferos de otros sitios se han llevado el palmarés, ganado a fuerza de espuelas, batiendo a los locales. La cuerda de Las Flores sigue perdiendo prestigio, pero eso será hasta que “una noche de estas nos las ganamos todas” dice un gallero.
EL CATOLICISMO
El viernes 29 de marzo, se celebró el Viacrucis, como se sabe pasando de altar en altar la procesión recorre las calles del pueblo. En la misma Plaza, donde dos noches antes los evangélicos hacían llamamientos a su guerra santa, se hicieron dos paradas, como se aprecia en el vídeo Esa noche como la anterior, el pueblo estaba tranquilo, curiosamente no se aparenta que se está en la víspera del sábado 30, sábado de gloria, y de regocijo popular, ya que empezará la lidia de toros de las corralejas. Serán tres tardes taurinas hasta el lunes. Pero mientras se guarda el respeto al jueves y viernes santos. Tan es así que el jueves en la noche llegó la Policía a revisar el cumplimiento de un decreto del alcalde de San Marcos que prohibía abrir establecimientos de rumba o discotecas. No faltó el que se quería pasar la medida por la faja. Encontraron Mi Ranchito y Discorumba abiertos y claro “se mamaron severa multada”.
Así que las noches de esos dos días fue silenciosa, hasta que el sábado en la madrugada, a eso de las 4:30 am, sonó como un cañonazo seguido de ráfagas intensas, pero no de guerra, la pólvora para anunciarle al pueblo que había que levantarse para el alba y esperar el sol bailando, sonriendo, jugando y tomando. El turbión de gente así lo hizo y se dejaron presidir por la Gigantona, la Gigantonita y dos bandas de vientos. Un suceso inolvidable, como otros, pero inolvidable por si solo porque se trata del despertar más extraordinario que vive un pueblo que pasa el resto del año en una pasmosa tranquilidad macondiana.
La alborada quedo documentada en la entrada anterior, así que aquí termina este breve relato.